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Publicado el 07-04-2020

Tenemos que hablar de Smith

Por Hernán Cahais

¡Hola, a todos! En esta nueva nota, daré inicio a un abordaje que intentará identificar los principales indicadores de deterioro del sistema feudal y el proceso de advenimiento del capitalismo. Por otro lado, analizaré el contexto en el cual escribió, el economista y filósofo muchas veces denostado, Adam Smith. Claro está, que el estudio pormenorizado de la temática planteada, requeriría de años de investigación y la producción de una biblioteca entera pero, la presente nota no tiene esa intención, sino más que tiene el propósito de la divulgación, de analizar algunas cuestiones y generar disparadores generales en los que los lectores podrán seguir ahondando de interesarles.

“Nadie ha sostenido con un mínimo de seriedad que el feudalismo se prolongara más allá del siglo XVIII o que el capitalismo se consolidara antes del siglo XVI” (Eric Hobsbawm, 1976).

Siguiendo la definición expuesta por Hobsbawm, podemos comenzar determinando que el paso del feudalismo al capitalismo no radica en un cambio abrupto, producto de una revolución determinada, sino más bien de un proceso que duró aproximadamente tres siglos. La revolución no estaba a la vuelta de la esquina.

En algunas pocas palabras podemos caracterizar al feudalismo como un sistema social, político y económico, en donde el principal ámbito de producción era el rural. El núcleo de la producción se daba en los señoríos, en donde los señores feudales ejercían su poder por sobre los siervos, los cuales se encontraban “atados” a la tierra. Había hombres libres y quienes no contaban con esa condición, y su determinación venía dada por la lotería genética.

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Existen varios hitos históricos que fueron permitiendo el desgaste y crisis del sistema feudal, a la par que se iban generando las condiciones para la consolidación del capitalismo. Uno de ellos fue sin duda el proceso de acumulación originaria, tal como lo analiza Marx, el cual se puede tomar como punto de partida del sistema capitalista. Una característica principal de este proceso fue la violencia: la conquista, el homicidio, el robo y el despojo de las condiciones históricas de supervivencia. Por otro lado, se pueden mencionar a las crisis agrícolas que ocurrieron hacia el siglo XV en Inglaterra, lo que generó hambruna, esparcimiento de enfermedades y la muerte de millones de campesinos. Con tanto territorio disponible, los nobles comenzaron un proceso de extensión de los cercos, y los campesinos que habían logrado sobrevivir fueron despojados de sus recursos de supervivencia. Este proceso se vio dinamizado hacia el siglo XVI con la apropiación de bienes comunales y la expropiación de los bienes eclesiásticos, principales dueños del suelo inglés hasta el momento. En este nuevo contexto, el rol de la iglesia ya no era tan protagónico y así se lo hacían saber.  (Lucchini, 2009).

Estos sucesos fueron generando las condiciones para el surgimiento y desarrollo del capitalismo: sectores sociales libres y desposeídos, privatización de terrenos, un aluvión de recursos producto de la masacre de pueblos originarios, y una incipiente industria urbana financiada principalmente por la periferia colonial.

Durante el siglo XVIII el sistema productivo inglés no era homogéneo, y coexistían ámbitos ligados a la tradición medieval como el artesanado y la producción doméstica, y por otro lado la incipiente manufactura capitalista.

La tasa de crecimiento del producto industrial en Inglaterra entre 1700 y 1900, nos demuestra que algo ha cambiado, que los niveles de producción alcanzados son inéditos en la historia, y que el fenómeno debe ser estudiado para poder ser explicado. Esta empresa fue la que afrontó Adam Smith hacia finales del siglo XVIII, momento en el cual publica “La riqueza de las naciones: una investigación sobre la naturaleza de la riqueza de las naciones” (1976). Como podemos observar en el gráfico, el proceso de expansión recién estaba comenzando.

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Fuente: Crafts y Herley.

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La misión de Smith tiene como objetivo un rol político antes que económico; el pretende demostrar, en medio del caos generalizado, que la salida es el avance hacia el desarrollo del capitalismo y no la vuelta al oscurantismo medieval. Para ello estudia la producción de la riqueza, sus leyes, su origen y desenvolvimiento, y avizora una sociedad futura en la que el progreso y la mejora en la calidad de vida de las personas son el punto de llegada.

En el plano del debate económico, Smith confronta fuertemente con las teorías dominantes de la época: los mercantilistas y los fisiócratas; arribando a conclusiones totalmente novedosas.

A grandes rasgos, los mercantilistas toman a la riqueza como sinónimo de dinero, y por ende, si las Coronas querían aumentar sus riquezas, lo que debían hacer era obtener superávit con el resto de los Estados (comprar barato y vender caro). Según Smith, el principal inconveniente de esta escuela económica se encuentra en poder explicar el origen de la riqueza, dado que sus postulados lo que atienden es una cuestión distributiva. Los fisiócratas, conocidos como la secta de los economistas, establecen que la riqueza es generada en la producción agrícola y no mediante el intercambio. Los otros entramados productivos, lo único que generan son modificaciones en las formas y variantes, pero el contenido de la riqueza proviene de la naturaleza. (Kicillof, 2010).

Smith no comparte ninguna de las dos teorías, no cree que la riqueza provenga de la naturaleza, ni apoya la explicación mercantil que une los conceptos de dinero y riqueza. En un primer momento la conclusión a la que arriba es que la riqueza proviene del trabajo, luego fue modificando drásticamente sus resultados ante la imposibilidad/incapacidad de explicar determinados fenómenos o simplemente por tropezar con la inconsistencia de sus planteos.

Estas variaciones teóricas en sus explicaciones son el principal foco de cuestionamiento hacia el autor y muchas son, a mi criterio, válidas, pero lo que también creo es que no se puede juzgar anacrónicamente a un autor con el diario del lunes. Si ubicamos cronológicamente su producción académica podemos ver como el sistema capitalista se encontraba recién concibiéndose, dando inicio a un nuevo período en el cual se dejaba atrás el oscurantismo medieval. Estas circunstancias lo ubican a Smith como un revolucionario para su época, y como uno de los principales impulsores de la economía clásica moderna.

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